Enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y deportistas ¿Qué hacer en caso de un brote?

Enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y deportistas ¿Qué hacer en caso de un brote?

Índice


¿Qué se conoce como enfermedad inflamatoria intestinal (EII)?

Según datos de la Confederación ACCU Crohn y Colitis Ulcerosa, actualmente en España aproximadamente 360.000 personas viven con una Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), lo que equivale a que, cerca del 1% de la población del país padece Colitis Ulcerosa o Enfermedad de Crohn.

Aunque esta enfermedad se presenta con mayor frecuencia en personas de entre 15 y 30 años, también puede manifestarse en personas de edades más avanzadas.

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es un trastorno crónico caracterizado por la inflamación en el tracto gastrointestinal, con episodios de remisión y recaídas (brotes).

En la actualidad, se ha observado que las personas que padecen esta enfermedad presentan cambios en la diversidad y estabilidad de su microbiota intestinal. Es por ello que se está estudiando que papel desempeña la microbiota intestinal en el desarrollo de esta enfermedad.

Las dos principales formas de la enfermedad inflamatoria intestinal son la Enfermedad de Crohn (EC) y la Colitis Ulcerosa (CU). Aunque ambas comparten algunos síntomas, no afectan de la misma manera:

  • Enfermedad de Crohn (EC): En este caso, la enfermedad puede afectar cualquier parte del tubo digestivo, pero en alrededor del 50-60% de los casos, suele afectar al último tramo del intestino delgado (íleon distal) y al colon. Estas lesiones son profundas y afectan todas las capas del revestimiento del intestino, pero no son continuas; esto significa que hay áreas del intestino que están sanas mientras que otras están dañadas. Los síntomas pueden variar ampliamente, ya que la enfermedad puede afectar a todo el sistema digestivo, lo que puede provocar desde diarrea, dolor de barriga, cansancio y fiebre, hasta pérdida de peso y falta de apetito.

  • Colitis Ulcerosa (CU): Esta afección afecta exclusivamente al último segmento del sistema digestivo, es decir, al colon. Las lesiones que se presentan son continuas y afectan a la capa más interna de la pared del intestino grueso, es decir a la mucosa. Los síntomas comunes incluyen una fuerte necesidad constante de evacuar, diarrea con presencia de sangre, fatiga y dolor abdominal.



¿Cuáles son las causas de la EII?

Su causa es aún desconocida, aunque parece que podría ser el resultado de la interacción de varios factores. Estos factores podrían incluir problemas en el funcionamiento del sistema inmunitario, predisposición genética y factores ambientales como el consumo de tabaco o las modificaciones en la microbiota intestinal debido al tipo de alimentación.

Cuando hablamos de factores genéticos, se sugiere que podría haber diversas mutaciones posibles, las cuales pueden variar mucho y tener un impacto en el riesgo y el desarrollo de la enfermedad. Esta variabilidad en las mutaciones podría explicar por qué algunas personas experimentan una forma más severa de la enfermedad, con complicaciones o diferencias en cómo responden a varios tratamientos.

En lo que respecta a la alimentación, la dieta no causa la enfermedad en sí, pero el desequilibrio en la microbiota intestinal, que puede ocurrir debido a una dieta occidental rica en grasas saturadas y azúcares simples, podría aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad inflamatoria intestinal. Además, seguir una dieta pobre en fibra, frutas y verduras, y consumir más carne roja y alcohol también se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer esta enfermedad.

Hablando de la microbiota intestinal, como mencioné antes, se ha observado que las personas con enfermedad inflamatoria intestinal tienden a tener una microbiota más alterada, lo que significa que es menos estable y presenta un desequilibrio en las diversas poblaciones de microorganismos (disbiosis).

Este desequilibrio en la microbiota provoca una disminución en la producción de ácidos grasos de cadena corta, incluyendo el ácido butírico, que posee propiedades antiinflamatorias, es decir, contribuye a reducir la actividad inflamatoria de la enfermedad.

Por lo tanto, para contribuir a reducir la inflamación en la EII, el consumo de carbohidratos fermentables como verduras, frutas y cereales integrales fomenta el desarrollo de bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta, incluido el mencionado butirato.


Recomendaciones a tener en cuenta en caso de brote

Las recomendaciones dietéticas en caso de brote dependerán de cada paciente, en base a la sintomatología que presente, siendo así recomendada una dieta astringente en caso de diarreas, la eliminación de los lácteos en casos de malabsorción a la lactosa por intolerancia a la misma, dieta baja en fibra insoluble en casos de riesgo de estenosis, etc. No obstante, en caso de brote grave las recomendaciones sí pueden generalizarse y serán las siguientes:

  • Dieta astringente (sin fibra) que evite cualquier tipo de problema gastrointestinal después de las comidas.
  • Eliminar o reducir significativamente el aporte de lactosa (valorar tolerancia y reintroducir de manera progresiva tras identificar tolerancia después del brote).
  • Realización de dietas de fácil digestión, con bajo contenido graso.
  • Evitar el consumo de productos integrales, vegetales y frutas crudas, legumbres, etc. por su elevado contenido en fibra insoluble (lignina y celulosa)
  • Eliminar el consumo de cafeína debido a su efecto favorecedor del vaciado gástrico.
  • Sustituir las barritas o geles de glucosa más fructosa por plátanos maduros, entre otros, que contienen poca cantidad de fibra.
  • Valorar el uso de probióticos dado su efecto sobre el número de episodios y la gravedad, entre otros, pero no utilizarlo si la EII que tiene es la enfermedad de Crohn, únicamente si es colitis ulcerosa.
  • Solo retirar la leche en los episodios de brotes en el caso de que dicha leche provoque reiteradamente aumento en las diarreas, esto es una afectación de intolerancia a la lactosa, no hay que modificar el contenido graso del lácteo y se puede incluir quesos y yogures para probar tolerancia.
  • Incrementar el consumo de alimentos ricos en omega-3 (pescados azules, quinoa, aguacate, edamame, coles de Bruselas, etc.), en detrimento de los alimentos ricos en omega-6 (embutidos, frutos secos, cereales integrales, etc.).


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Suplementación en caso de brote


A continuación expondré la suplementación que puede ser de ayuda en caso de brote, pero cabe destacar que tanto la suplementación como los consejos dietéticos han de estar supervisados por un dietista-nutricionista, ya que este tendrá el conocimiento del paciente en cuestión y podrá tomar una decisión al respecto, gracias a ser conocedor de todo el cuadro clínico del atleta.

Cómo recomendación general:

  • Probióticos; para mantener una correcta salud de la microbiota intestinal.
  • Cúrcuma; por su potente efecto antiinflamatorio.
  • Omega-3; también por su potente efecto antiinflamatorio.
  • Ácido fólico; en caso de estar siendo tratado con sulfasalazina.
  • Vitamina D3 (colecalciferol); en meses de invierno y con analítica previa. La dosis dependerá de los niveles en cuestión.
  • Proteína en polvo; tan solo si no fuera capaz de llegar a la dosis proteica recomendada, ya sea por falta de apetito o por falta de tiempo. Concentrado de suero (si no sufre intolerancia a la lactosa), hidrolizada o proteína vegana en el caso de que sufriera alguna intolerancia.

No se recomiendan otros suplementos a no ser que se observen déficits en las distintas pruebas diagnósticas.


Referencias

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